Dentro de la guarida del león

Un sonido tintineante se escucha de entre la negrura de las sombras que se acrecientan mientras cae el ocaso y la luz de una farola de calabaza se balancea de un lado a otro conforme un par de paso se escuchan a lo lejos. Pelo y ojos rojos como la sangre, una sonrisa burlona que muestra un par de largos colmillos y el símbolo de la calabaza sonriente sobre su sombrero son su carta de presentación. Mira a su alrededor, parece un sitio seguro mas su experiencia le impide bajar la guardia del todo. Observa el banquete puesto a la mesa pero es totalmente consciente de que sera incapaz de pasarse por la garganta cualquier cosa que no tenga un sabor empalagoso a caramelo, limitándose a agradecer gentilmente con una reverencia y a tomar asiento.

- Parece que soy el primero en llegar, vaya bola. La verdad es que me agradas Aníbal y en mas de una ocasión me has demostrado que... bueno, eres mas o menos de fiar. Eso y nada mas es lo que me ha traído a este lugar pues quiero comprobar por mi mismo si es que hay algo que se pueda rescatar de la espina rota, que si, desde mi perspectiva esta mas rota que las ropas de un vagabundo. -

Comento con tranquilidad mientras saca una piruleta de su canasta de calabaza y se la hecha a la boca para degustar su sabor y aplacar el apetito que aquel banquete le había provocado.

- Dime la verdad.... enserio crees que esto va a funcionar?. No es que me este quejando pero si nos tenemos que cuidar tanto de los enemigos como de los aliados estamos destinados a fracasar. Eso es desde mi punto de vista por supuesto. -

De entre las ropas del joven mercader salieron un par de ratones, uno blanco y uno negro que saltaron a la mesa y asi comenzar a degustar los mangares que esta ofrecía, ambos mirando un momento al anfitrión y agradeciendo con una pequeña reverencia antes de seguir consumiendo los alimentos.

Su llegada es anunciada por el chocar de su bastón contra el suelo de madera y la llegada al lugar de un aroma rancio y viejo. Malayerba habla con el ritmo y cuidado que hace pensar más en un brujo forjando un Juramento que en una persona manteniendo una conversación normal.

- El Espejo de Plomo agradece formalmente la hospitalidad y Hospitalidad del Rey Aníbal, a quien las Estaciones han coronado Monarca de la Espina Rota por este Verano. -se toca el filo de su sombrero con una mano engarfiada cubierta por un guante y señala en derredor- Como puede ver y ante la desafortunada ausencia del Dr. Alexander Karlov, Cortesanos del Otoño con el bien del Feudo en su corazón atienden su llamado respetando la letra de su edicto y convocatoria. Según, así mismo, asienta en su propia convocatoria nuestro representante será determinado a la brevedad pero hemos tenido a bien en atender a la misma todos aquellos Otoños interesados pues lo importante es que esto funcione.

Traslada su atención a Octubre.

- Y esto TIENE que funcionar, Octubre. Por el bien de todos. Mientras algunos en el Feudo se dañan con palabras y otros con amenazas y algunos infiltrados traidores con hierro frío, hay poderes en movimiento que buscan cosas mucho peores que nuestra destrucción. Quemapuentes. Exiliados. Incluso Gentiles...

Regresa su atención a Aníbal.

-Pero ese es el propósito de esta reunión, por lo que asumo que esperaremos a los demás antes de iniciar.

Se recarga en su bastón y se acerca a las cabezas de muñeca del mismo, como si las estuviera escuchando.