TRASFONDO DE KETO ZORRO DE LA TUNDRA
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TRASFONDO DE KETO ZORRO DE LA TUNDRA
Mudando de Piel
El reloj sonaba una y otra vez en la pared, pero el paciente no parecía reaccionar al tratamiento. Solamente el Doctor Reynard y su esposa Rosalba, estaban presentes a esa hora, pues las otras enfermeras ya se habian ido a dormir. Era la misma retahila de locuras de siempre, ese paciente estaba en un ala que fue creada específicamente para ese tipo de locura. Pacientes delirantes que parecían estar casi desconectados de la realidad, deliraban sobre lugares fantásticos, llenos de criaturas imposibles y personas que los torturaban. El fenobarbital ya no les hacia efecto, pero la terapia de aislamiento parecía ayudarles mucho. Pero lamentablemente, solo había una sala de aislamiento en el Asilo Mental en Mexico.
-Nezul, necesitas descansar- Le dije a mi paciente, me sentía completamente desgastado y con unas ojeras profundas. Pero no podía descansar hasta que los pacientes pudieran reposar, pero esta noche, uno de ellos parecía estar demasiado inquieto.
-Doitor, lo vi en sueños. Eran unas maquinas grandes, grandes, grandes. Y yo era un engrane dentro de ellas. Y me dolía todo, era horrible-
Rosalba, estaba lavandole el sudor de la cara y cuello. No había mucho que hacer por él, mas que sedarlo y esperar a que estuviera mejor por la mañana. -Tu necesitas dormir, querido. Si quieres, yo puedo quedarme con él-
Negué ante su petición, para luego bufar. -Como sea, yo tampoco puedo dormir. Si no consigo resultados, van a cortar el apoyo al asilo. Y todas estas personas, volverán a las calles. Son gente que nadie quiere y que van a terminar muertos...- Me pasaba las manos por el cabello, mientras veía la sala llena. Eran al menos 15 camas tan solo en esta sala. Y lo peor, eran pacientes que no responden al tratamiento convencional. Solamente pude sentir los brazos de mi esposa, rodeándome por mi espalda, tratando de reconfortarme. ¿Lo mas curioso? Funcionaba. A pesar de que no teníamos nada, al menos nos teníamos el uno al otro y eso nos hacia ser muy felices. Su cabello pelirrojo no combinaba con el mio, que era negro, eso nos lo decían todos.
Parecia que la noche era una de otras, hasta que comencé a escuchar como otros pacientes de la misma sala, comenzaban a hablar en sueños. Fue como una ola, todos comenzaban a hablar desorganizadamente, con una voz asustada. Pero poco a poco, comenzaron a armonizar, con lo que finalmente entendíamos lo que decían: -AHI VIENE. ESCONDANSE. AHI VIENE. ESCONDANSE-
Ahora no era más que una estola, en los hombros de mi captora. Dentro de mi no había nada, ni hueso ni carne ni sangre. Solamente era una carcasa, que únicamente podía sentir el dolor constante de no tener carne. Solamente podía verla a la distancia, siendo usada como un tapete de entrada a la casa de la Cazadora en las Pesadillas. Solamente podía mover los ojos, mientras veía como ella también volteaba a verme. Ese color del pelaje era exactamente el mismo que el de Rosalba. No había duda, era ella, mi corazón podía sentirlo, a pesar de que éste haya sido devorado por este monstruo en un estofado.
Todos los días, era lo mismo. Despertar en medio del bosque, siendo un zorro. Esconderme, pues ella siempre esta observando el bosque, que esta rodeado por una ventisca eterna e inclemente. A veces, encontraba a Rosalba y siempre llegábamos a la misma conversación.
-Reynard... ¿Esto será para siempre?-
-No, Rosalba. Te prometo que te voy a sacar de aquí. Nada es para siempre...-
-Al menos, nos tenemos el uno al otro, aunque sea a veces...-
-Tu eres mi motivo para continuar, mi estrella. No se que seria de mi, sin ti-
No podía gemir de dolor, no podía desesperarme. Todo era, para que ella pudiera continuar. Teníamos que resistir, solo había que encontrar una manera de escapar.
Esto estaba muy mal. Mi querida estrella ya no pudo resistirlo, y corrió a toda velocidad hacia la ventisca. Corrí detrás de ella, pero las flechas de la Cazadora nunca fallan. Seguí el rastro de sangre por la nieve, no fue algo fácil, la tormenta era potente. Finalmente, llegamos a una cueva que habiamos encontrado en uno de nuestros intentos de escape. Me apresuré a llegar al fondo de la cueva, tan solo para verla atravesada por la flecha, desangrándose.
-¿Porque lo hiciste? ¿En que estabas pensando?- Le grité, me dolía el verla así.
-Lo siento, ya no... resistí, el estar en ese lugar... Sentia como si, mi consciencia se difuminara... Y creo, creo que estamos fuera de la zona de inmortalidad-[/color] Me manchó en la cara con su sangre. Usualmente sus flechas no dejan sangre, pues eso mancharia nuestras pieles. Parece ser que este lugar no entra en sus territorios.
-Aun hay tiempo, aún podemos regresarte al bosque...- Y ella me puso la mano en los labios.
-No, porfavor. Ya no quiero volver allá nunca más... Yo no soy como tú, Reynard... Yo no puedo... resistir tanto.- Me tomó de las manos. -Asi que... te pido algo a ti. Sin nada encima, no sobreviviras la tormenta, pero... si traes algo que te cubra, probablemente si-
Yo comenzaba a entender a lo que se refería, pero antes de eso, continuó: -Toma mi piel y úsala... para resistir el frío. Quiero morir como tu amada, que vivir como una zorra más. Te lo imploro, cariño... Sobrevive- Me apretó las manos con las de ella. Me le quedé viendo. Yo había visto como nuestra Guardiana lo hacia, miles de veces. Ya sabia hacerlo de memoria. Tomé una piedra afilada que estaba cerca, mis ojos estaban llenos de lagrimas. Es lo último que podía hacer por ella.
-Descansa querida, ya tengo una piedra... No le dejaré nada a esa criatura, que pueda usar como trofeo-
Y asi fue, que despues de un tiempo, salí de esa cueva, con una piel manchada por dentro de sangre. Las lágrimas se congelaban en mis mejillas, conforme avanzaba por la tormenta. Pero mas que mis mejillas, mi corazón dejaba entrar toda la escarcha que se arremolinaba a mi alrededor. Solamente sus ultimas palabras retumbaban en mi cabeza, y lo siguen haciendo hasta la fecha. Tan solo con su piel como recuerdo, salí de la tormenta. Su alma se congeló en esa fecha, pero su cuerpo y su mente siguieron adelante. Hasta ahora, no ha habido algo que pueda romper ese hielo, que cubre al Zorro de la Tundra.
Carlos Morales- Narración WTF
- Mensajes : 16
Fecha de inscripción : 24/02/2015
Re: TRASFONDO DE KETO ZORRO DE LA TUNDRA
NOOOOOO, QUE TRISTE!!!!!!, La neta estoy llorando como magdalena!!! T__T
Perla Cecilia- Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 03/03/2015
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